La jornada comenzó en
el club de caballeros mientras discutíamos sobre jurisprudencia y jugábamos a
tradicionales y sofisticados juegos de mesa para mentes intelectuales. Esta
vez, el Selecto Dúo se iba a transformar en el Cuarteto Prodigioso (nota: el
calificativo “los Cuatro Fantásticos” ya está registrado, y Disney persigue con
ahínco a quienes vulneran su propiedad intelectual). Acompañados por “el
Caballero de calcetines blancos” con su exquisito paladar y buenos modales, y
por “el Roedor”, con su afilado humor y ácida verborrea, el Dúo estaba
disfrutando de una mañana que haría ponerse verde de envidia al más estirado
caballero inglés. Pero cuando el hambre llamó a nuestras puertas, no pudimos
reaccionar de otro modo que no fuera dejando caer nuestros monóculos, apangando
nuestras pipas y cortando abruptamente nuestras divagaciones sobre estética y
retórica. No había nada que echarse a la boca. Debíamos abandonar nuestras
actividades intelectuales y salir a buscar un refrigerio.
Retrato del Socio Fundador del Club de Caballeros
"El Cuarteto Prodigioso"
Nos decantamos por
visitar la Vascomadrileña de la calle Camilo José Cela de Las Rozas. Un lugar
de pinchos que bien podría complementar nuestra jornada caballeresca. El
Cuarteto pedirá variado. El Gran Devorador y Camorrista tomarán ambos una hamburguesa
de buey pequeña y un pincho; Caballero un solomillo con patatas y pimientos de
Padrón; y Roedor pinchos variados. La hamburguesa está rica, es asequible y
ofrece bastante comida, pues lleva un filete grueso, huevo, queso, jamón y
lechuga. Los pinchos son una maravilla, variados, con muy buenos ingredientes y
capaces de combinar la tradición con una presentación moderna. Excelente el
pincho de solomillo con cebolla morada, queso y salsa de vinagre. En cuanto al
solomillo, posiblemente lo mejor, muy buena carne, muy bien pasada y en su
punto justo de sal. Podemos disfrutar de esta delicia porque el Caballero se
digna a deleitarnos con sus sobras, lanzándonoslas cual amo alimenta a los
canes. Salimos contentos y sin habernos gastado una cantidad de dinero
excesiva.
Sobrecogedora imagen en la que se muestra
el comportamiento de los acompañantes del
Caballero de Calcetines Blancos una vez
éste ha terminado de comer
En conclusión, buena
comida, servicio rápido (tampoco podemos definir muy bien esta parte ya que por
la hora a la que fuimos éramos los únicos que estábamos en el restaurante), y
precio módico por buenos ingredientes. Un picho cuesta 2 euros y es grandecito,
rico y bastante original. Las bebidas a precio estándar de bar/restaurante. Y
el solomillo, para ser tan bueno, no es caro ni mucho menos. Un sitio
recomendable ya sea para cenar de pinchos o comer algo más contundente. El Cuarteto Prodigioso se
desvela como una combinación estrella para las catas del Dúo.
Prospectiva:
Una hamburguesa NO
puede estar mala si lleva huevo, y ésta no es una excepción. Es más, está
bastante rica. Nuestros genuinos alter-egos en el intelectual juego de mesa que
nos deleitó durante todo el día hicieron bien en esperar, porque el precio y el
sabor compensaron el parón, y esos magníficos pinchos nos dieron las fuerzas
que necesitábamos para continuar nuestras aventuras por tierras inhóspitas.
La hamburguesa es grande,
y reitero que no cara. Hay, además, una hamburguesa aún más grande, pero el
Selecto Grupo optó por la variedad. En resumen, es un buen lugar para acudir
con amigos y pareja, su fama en el servicio es mala, pero si eres el único
cliente, no tendrán más remedio que atenderte!
Próxima parada: tacos y
donuts, combinación que te llevará al espacio.
Si acudimos a más lugares con pinchos...habrá gráficas comparativas con pinchos. Promesa Camorrista.