domingo, 27 de abril de 2014

The Zampabollos Way of Life

¿Recordáis esa escena de la primera temporada de Juego de Tronos en la que Robert Baratheon y Eddard Stark paran a almorzar en el Camino del Rey mientras conversan de antiguas batallitas y de planes para el futuro? Pues así es la jornada que se refleja en esta entrada. Dos amigos que disfrutan de una grata conversación mientras papean.
Nuestra andadura comienza en la zona de Argüelles. Allí hemos devastado los campos de batalla del lejano futuro en nombre de poderes blasfemos y alienígenas predadores. Y esto, como comprenderéis, le abre a uno el apetito. Bajamos calle Princesa abajo a un local de reciente apertura, Taco Away. Lugar pequeño, y un poco oscuro. Servicio rápido y precio normal. La comida bastante rica. Pero escasa, nos quedamos con hambre. Destaca un buen picante para los tacos, fuerte pero con sabor, no un atentado gustativo como la salsa diablo de la Diablo Burger del Ribs. En definitiva, rico pero poco.

Porque todos tenemos en nuestro interior un mariachi
mostachudo amante de los frijoles

Tras ello, nos dirigimos al Dunkin Coffe a comer donuts, que es a lo que va uno al Dunkin Coffe. Pedimos una caja de seis para compartir. Atrás quedaron esos tiempos en los que cada miembro del Dúo pedía una caja de seis para él solo. El contraste no puede ser más absoluto: por una parte, los más chocolatásticos posibles; por otra, los más fosforescentes jamás fabricados por el hombre, cuasi radiactivos. Los devoramos sin piedad, pero disfrutando del sabor industrializado de la bollería americanizada. Acompañamos la ingesta de donuts con planes para futuras batallas de softcombat, disfraces, y juegos de mesa, todo acompañado de una sana crítica de los acontecimientos que nos han acaecido en las últimas fechas. Salimos del donutorio camino de la universidad, pero con unas ganas locas de partirnos el espinazo con espadas de gomaespuma.
Volviendo a la comida, el Tako Away tiene buen precio y comida rica, pero te sabrá a poco. No puede competir con los machotes burritos de Tierra, sólo aptos para estómagos de nivel 30 o superior. No obstante, el queso de los nachos es muy rico y la salsa picante es fuerte y sabrosa a la vez. Y respecto al Dunkin Donuts, (porque seamos serios, nunca entraremos ahí a tomarnos un café, por lo que esta denominación es más correcta), los donuts son tan industriales como el socialismo utópico de Saint-Simon o la cadena de montaje de Ford, pero nos encanta ese sabor artificial y edulcorado. A nuestras arterias no. Pero nos da igual, no seríamos Tragaldabas si pensáramos en nuestra salud al comer. Nuestro lema es: “Engulle o se una nenaza”.


Donuts ilimitados ¿Hace falta decir más?


Prospectiva:
El precio de los tacos hubiese sido ideal si fuesen 5€ y no 7. Por 5€ esperarías quedarte con hambre (salvo que degustes 5 rodeo burguer, que te regalan un bonito paseo en ambulancia hacia el hospital, casi lo logramos dos veces).
El taco en sí no es mala cosecha, más sabroso que el Taco Bell y menos industrial (ey, esto último no es malo, recordemos que lo industrial nos encanta), esta última franquicia por lo menos llena más tu estómago.
Sobre los Donuts, ¿qué decir? Es obvio que una deidad benévola creó el mundo, ya que los Donuts existen. Si eres un amante del chocolate te bañas en él, y si eres una urraca malévola los brillantes tonos te cautivarán.
Una nota: parece que todos saben a lo mismo pero NO!!!! El selecto paladar del grupo diferencia los tonos de chocolate y fluorescencia: coco, frambuesa, fresa, mango, melocotón, vainilla etc. todo cosechado en Mátrix, porque no saben a nada de eso, sino a lo que otro cree que sabrán esas cosas. Algún día compartiremos con vosotros nuestra reflexión sobre caramelo sabor manzana y pepita de manzana, muy relacionada con el asunto.
Puede que no sean los sitios ideales para la pareja, pero sí para discutir sobre Schopenhauer con los amigos tras una épica batalla.


miércoles, 2 de abril de 2014

La redención de un Rey

Un lugar desconocido. Hora de la manduca. Aparcamos en un centro comercial que no tiene ningún establecimiento para comer. Pensamos que el mundo se ha vuelto loco. Volvemos al coche y nos lanzamos de nuevo a la carretera. Intentamos que un amigo autóctono de la zona nos oriente, pero seguimos perdidos. Decidimos aparcar y probar suerte andando por el centro del pueblo. A todo esto, el pueblo es Pozuelo, tierras inexploradas para el Selecto Dúo Tragaldabas. Esperábamos ampliar la compañía a tres en esta crítica, pero el Overlord Necrón decide esperarnos en su casa y nos vemos obligados a buscar un lugar donde comer por nuestra propia cuenta.
Así, tras el calor sofocante del último sol del invierno, no nos resignamos. Nuestro orgullo impide que preguntemos a los transeúntes donde poder parar a comer por poco dinero. Y entonces lo vemos, cegados por el brillo del astro rey distinguimos el letrero de Burger King. Una vez más, el Rey nos invita a sentarnos a la mesa. Corremos hacia allí como almas escapando de la condenación eterna. Una vez allí, vemos nueva promoción (¡qué sorpresa!). Supuestamente, “sabores del mundo”. Nos interesamos por el Whopper Mexicano, pero la tendera nos dice que es poco picante y que no merece mucho la pena. Agradeciendo su sinceridad, pedimos las otras dos variedades: el Crispy Chicken japonés y el Whopper Griego. Pedimos también Nuggets y aros de cebolla por un euro adicional.
Las hamburguesas resultaron muy ricas. El Crispy Chicken japonés con una salsa suave pero con sabor intenso, y el Whopper griego con una salsa bastante fresca, con un toque a pepino pero muy suave. Los Nuggets siguen siendo caquita, pero ya no están tan secos como en el pasado. Y refill, el mayor acierto de Burger King desde la invención del King Rib.
En definitiva, Burger King mantiene su política de buenas promociones tras la aberración que supuso la Claus (vemos claramente que se le han debido aplicar unas condiciones más duras que el Tratado de Versalles a Alemania debido a sus crímenes contra la humanidad). Buenas hamburguesas por el precio de un menú normal, por lo que no tienes que gastarte más para disfrutar de ellas. El refill, como siempre, para quitarse el sombrero. Y que los productos a un euro sean a un euro de verdad, gloria bendita.

Aquí tenemos al bueno de Han Solo en carbonita,
 bastante menos seco que los Nuggets de BK

Prospectiva:
Un Whopper, con ingredientes distintos, precio de Whopper y buen sabor es bien recibido. El Whopper es genial, y la Honey Whopper, pese a no llevar Honey, también lo era, pero estas dos modalidades nuevas lo son aún más. Tal vez sólo sea la novedad, pero resultaron dos geniales hamburguesas.
Qué más podríamos decir sobre BK? Gracias por no poner productos a 1€ por 1.3€, y por haber retirado la Claus del mercado, pero eso no excusa vuestros deleznables aros de cebolla (que suelen estar ricos, pero ese día no lo estaban, maldigo ese día) ni vuestros nuggets congelados que podrían usarse como shuriken por un ninja novato.
No salgamos del tema. BK está remontando tras la cagada navideña y el timo de la miel. Bien hecho BK! Aunque sigue siendo un lugar poco recomendable para llevar a la pareja.

Nuestro buen Homer opinando sobre los aros de cebolla


martes, 4 de marzo de 2014

Petímetres en la Vascomadrileña

La jornada comenzó en el club de caballeros mientras discutíamos sobre jurisprudencia y jugábamos a tradicionales y sofisticados juegos de mesa para mentes intelectuales. Esta vez, el Selecto Dúo se iba a transformar en el Cuarteto Prodigioso (nota: el calificativo “los Cuatro Fantásticos” ya está registrado, y Disney persigue con ahínco a quienes vulneran su propiedad intelectual). Acompañados por “el Caballero de calcetines blancos” con su exquisito paladar y buenos modales, y por “el Roedor”, con su afilado humor y ácida verborrea, el Dúo estaba disfrutando de una mañana que haría ponerse verde de envidia al más estirado caballero inglés. Pero cuando el hambre llamó a nuestras puertas, no pudimos reaccionar de otro modo que no fuera dejando caer nuestros monóculos, apangando nuestras pipas y cortando abruptamente nuestras divagaciones sobre estética y retórica. No había nada que echarse a la boca. Debíamos abandonar nuestras actividades intelectuales y salir a buscar un refrigerio.

Retrato del Socio Fundador del Club de Caballeros
"El Cuarteto Prodigioso"




Nos decantamos por visitar la Vascomadrileña de la calle Camilo José Cela de Las Rozas. Un lugar de pinchos que bien podría complementar nuestra jornada caballeresca. El Cuarteto pedirá variado. El Gran Devorador y Camorrista tomarán ambos una hamburguesa de buey pequeña y un pincho; Caballero un solomillo con patatas y pimientos de Padrón; y Roedor pinchos variados. La hamburguesa está rica, es asequible y ofrece bastante comida, pues lleva un filete grueso, huevo, queso, jamón y lechuga. Los pinchos son una maravilla, variados, con muy buenos ingredientes y capaces de combinar la tradición con una presentación moderna. Excelente el pincho de solomillo con cebolla morada, queso y salsa de vinagre. En cuanto al solomillo, posiblemente lo mejor, muy buena carne, muy bien pasada y en su punto justo de sal. Podemos disfrutar de esta delicia porque el Caballero se digna a deleitarnos con sus sobras, lanzándonoslas cual amo alimenta a los canes. Salimos contentos y sin habernos gastado una cantidad de dinero excesiva.

Sobrecogedora imagen en la que se muestra
el comportamiento de los acompañantes del
Caballero de Calcetines Blancos una vez
éste ha terminado de comer
En conclusión, buena comida, servicio rápido (tampoco podemos definir muy bien esta parte ya que por la hora a la que fuimos éramos los únicos que estábamos en el restaurante), y precio módico por buenos ingredientes. Un picho cuesta 2 euros y es grandecito, rico y bastante original. Las bebidas a precio estándar de bar/restaurante. Y el solomillo, para ser tan bueno, no es caro ni mucho menos. Un sitio recomendable ya sea para cenar de pinchos o comer algo  más contundente. El Cuarteto Prodigioso se desvela como una combinación estrella para las catas del Dúo.
Prospectiva:
Una hamburguesa NO puede estar mala si lleva huevo, y ésta no es una excepción. Es más, está bastante rica. Nuestros genuinos alter-egos en el intelectual juego de mesa que nos deleitó durante todo el día hicieron bien en esperar, porque el precio y el sabor compensaron el parón, y esos magníficos pinchos nos dieron las fuerzas que necesitábamos para continuar nuestras aventuras por tierras inhóspitas.
La hamburguesa es grande, y reitero que no cara. Hay, además, una hamburguesa aún más grande, pero el Selecto Grupo optó por la variedad. En resumen, es un buen lugar para acudir con amigos y pareja, su fama en el servicio es mala, pero si eres el único cliente, no tendrán más remedio que atenderte!
Próxima parada: tacos y donuts, combinación que te llevará al espacio.


Si acudimos a más lugares con pinchos...habrá gráficas comparativas con pinchos. Promesa Camorrista.

domingo, 2 de febrero de 2014

El extraño caso de los ingredientes fantasma

Un día más, Ciudad de la Imagen. El hambre llama a nuestra puerta (puerta estomacal, se entiende). Tras una breve discusión sobre a donde iremos a comer, Burger King se impone al kebab de turno. Nuestra última visita a la House of Whopper se saldó con la crítica más feroz hacia ningún plato que hayamos probado. La Claus ocupa el puesto más bajo en el ranking del Selecto Dúo Tragaldabas, por lo que las expectativas con las promociones de Burger King no son muy elevadas tras semejante despropósito. Sin embargo, recordamos también que la obra cúspide de la gastronomía basura es propiedad de Burger King, esa ambrosía que se llama King Rib.
Por tanto, nuestros sentimientos hacia Burger King son contradictorios. Consideramos que su menú estándar es bueno, bastante mejor que el de su competidor directo, la tierra del doblepensar que es McDonalds. Pero a la hora de la verdad sus promociones no suelen ser nada especial. La Steakhouse César no ofrece nada que no tenga una Steakhouse normal, salvo un mayor coste. La Claus era simplemente una aberración muy cara. Y la King Rib es el combo breaker que confirma la regla. Con estas sospechas decidimos probar una de las dos “nuevas” hamburguesas de promoción. Y si, decimos “nuevas” es porque son Whoppers con ligeras diferencias. De estas dos, nos decidimos a probar el Whopper con miel y mostaza. También pedimos sendas Rodeo Burger, minucias de a 1 euro con aro de cebolla incorporado.
La chica que nos toma nota, que debía ser novata, toma un pedido nefasto, tanto al Dúo como al grupo de amigotes que les acompaña. Confunde las bebidas, debe tomar nota de lo mismo varias veces y al final es el encargado el que hace todo. El precio del menú no es malo, ya que es Whopper promocional a precio de Whopper normal. La otra mini-hamburguesa, a 1 euro, de verdad, no nominalmente como en McDonalds (porque de verdad cuesta 1€).
La Rodeo Burger es una hamburguesa de 1 euro básica con un, y si tienes suerte puede que incluso dos, aro de cebolla. Lo esperado. No creo que se deba gastar mucha tinta para describir algo que todos sabemos lo que es, no nos decepciona y hasta es recomendable. Pasemos al plato principal. El Whopper mostaza-miel tiene buen tamaño, creo que incluso superior a su homónimo estándar. Trae además bacon y cebolla caramelizada, y una cantidad aberrante de mahonesa. No se deshace como la vil Claus, le da mil vueltas en sabor y llena mucho más. Pero tiene un gran problema. Siendo un Whopper con mostaza y miel, aún nos estamos preguntando dónde estaba la mostaza y si la miel se había escondido. No había rastro de ellas por ningún recoveco del pan. No sabemos si la mahonesa las asimiló y aplastó su sabor o si por el contrario Burger King acaba de desarrollar la mostaza y la miel definitivas, que comienzan a saber tres días después de su ingesta. No descartamos la opción de que ambos productos sean ninjas.

 
No te esfuerces Winnie, que aquí no hallarás
tu preciada miel
 
 
 
En definitiva, un Whopper mejorado a precio similar, pero que tal y como es podría llamarse perfectamente Whopper con queso cabrales y tabasco, ingredientes que, al igual que la mostaza y la miel, no lleva. Sin embargo, tras la infame Claus es casi como saborear maná en el desierto. Burger King mejora su promoción, a costa de mentir en el nombre de su hamburguesa. A lo que cabe preguntarnos: King Rib, ¿por qué nos has abandonado?
P.D: Seguimos buscando a la mostaza y a la miel.
 
Prospectiva:
Si comparamos ambas tocayas, se sale con la suya la Honey Whopper, ya que costando lo mismo, lleva más ingredientes y es más grande, por lo que partamos de que es una clara mejoría del Whopper tradicional (no ya por la cantidad sino porque el sabor es sutilmente mejor).
Partiendo de eso, ¿qué decir sobre la mostaza y la miel? La salsa mostaza y miel es brillante. Es el condimento perfecto para casi todo, y no suele fallar, y por suerte no es tan común como para que aborrezca como muchas otras salsas. El único problema es que la Whopper mostaza y miel no lleva mostaza y miel. Si las traes de casa puedes echárselas, tal vez se refieran a eso. O si pides mostaza y el mancebo no te asesina con la mirada o una 12 gauge, tal vez puedas echarle la mostaza que te den. Pero no la miel. ¿Conocéis a algún apicultor? BK no. Y nosotros tampoco, por eso vamos a Mercadona. BK no.
La Rodeo Burguer es, tal vez, si le añades alguna salsa, la mejor hamburguesa de 1€ probada hasta el momento. Si algún día McDonalds cobra sus productos de 1€ a 1€ tal vez su mini McPollo lo iguale. Pero por ahora, Rodeo Burguer se lleva la corona de laurel en la selecta Cámara de la Gloria de las hamburguesas a 1€.
Qué decir de llevar a la pareja a un BK. Ya no hay Claus, así que podéis ir sin miedo a ser víctimas del mayor delito contra la humanidad.
 
 
Sí, sí, tú ríete pero ni siendo rey conoces al
tío de Granja San Francisco...una vergüenza
 
 
 

 
 

miércoles, 29 de enero de 2014

Polonesa o Cómo aprendía a amar la sopa de remolacha

Cuando a uno le hablan de comida exótica piensa en Tailandia, Japón o algún país al que para llegar desde nuestra Península Ibérica hagan falta al menos 10 horas de vuelo en avión. Pero no, resulta que esa gastronomía “exótica” se ha vuelto tan cotidiana que en ocasiones el sushi ya es tan nuestro como el cocido o un buen bocata de calamares (que a buen seguro a los amantes del pescado nipón les apasionará). Cuando se habla de cocina exótica o, por lo menos, desconocida, el Dúo piensa instintivamente en un país que les robó el corazón cuando estuvieron, en distintas ocasiones y por distintos motivos. Y no es un país dejado de la mano de Dios. No hace falta ni salir de las fronteras comunitarias. Un lugar donde se fían tan poco de un ruso como de un alemán. Nos referimos, claro está, a la Gran Polonia, tierra de sopas.


 
Productos típicos de Polonia en su
entorno natural
 
 
Todo empezó porque al regresar de tierras varsovianas, uno de los miembros del Dúo contrajo una enfermedad difícil de creer, de curar y más aun de contentar en España: la adicción al barszcz, sopa de remolacha especiada con raviolis. La otra mitad del Dúo recuerda el barszcz con cierto recelo, ya que, por motivos ajenos al plato, este está asociado en su mente a la mayor vomitera de su joven vida. Pero el mono de barszcz es demasiado fuerte. Tras mucho buscar, mentira, tras buscar una sola vez, encontramos un restaurante de comida polaca, La Polonesa, en la calle Narciso Serra 3 de Madrid, al lado del metro Menéndez Pelayo. La decisión es unánime, tras el KFC toca volver a Varsovia, pero no a por la Grander Texas, sino a por las sopas del país centroeuropeo.
Una vez allí encontramos un local que recuerda un poco a los típicos restaurantes de pueblo español, pero con los detalles y decoración de Polonia. También tiene un pequeño “mercado” con productos originarios de allí, lo que trae una brisa de morriña y una tierna lágrima por tiempos pasados y fríos. Una vez sentados, pedimos sendos boles de barszcz, otros dos de zurek (crema de patata, harina de centeno, salchichas y huevo duro) y un bigos x chleb (pan relleno de guiso de repollo y carne). El barszcz es sencillamente delicioso. Nunca pensaste que una cosa púrpura pudiera estar tan sumamente rico. Te tomarías una cazuela entera. El zurek es bastante más pesado, llena mucho, pero tiene un sabor muy característico que lo hace ideal para una tarde fría en la estepa europea. El bigos es muy fuerte, tiene un sabor potente y llena una barbaridad, agravado por las dos sopas que nos hemos comido antes. No nos llegamos a terminar el bigos por hartazgo. Tras unos chupitos de vodka, abandonamos el sitio planeando el próximo  rival para el Dúo.
 
 
Vodka de 95%, capaz de exterminar
cualquier parásito gastrointestinal
 
 
En general una comida sorprendente y rica. Cuenta con menú del día para probar variado por un precio asequible. El lugar es pintoresco y puede ser una grata sorpresa si vais. Quizá es más arriesgado que ir a un coreano o a un indio, pero vale mucho la pena. Dadle una oportunidad al barszcz y os volveréis adictos a la sopa de remolacha lo que os resta de vida.
 
Prospectiva:
La Polonesa no es un establecimiento de comida rápida, por lo que será difícil compararla con el resto de lugares asaltados por el Dúo.
Tal vez nuestro principal problema fue, como siempre, pasarnos a comer por el ansia inicial y la nostalgia, una sopa y un segundo por persona van perfectos, pero nosotros debíamos ir más allá.
El sabor es 100% el autóctono. 100% natural, y 100% sabroso. El problema es que también coge el precio de allí en zloty y lo convierte a euro literal, es decir, 4 veces más caro. Pero bueno, para una ocasión el establecimiento lo merece.
Un lugar excepcional para llevar a la pareja. Reservado, muy romántico (tanto que el Dúo solicitó que encendieran las luces al verse solos en la penumbra) y tras un Dzien dobry, la propietaria y encargada hace que el servicio merezca la pena.
 
 
Barszcz, tras ese color extraño se esconde una
sustancia 10 veces más adictiva que la cocaína

jueves, 16 de enero de 2014

Coronel Sanders, el Titiritero Sureño

Comienza un día de perros… la suerte nos ha abandonado. Durante una nefasta mañana nos encontramos con las peores tiradas de dados jamás vista en la historia de los juegos de mesa. Una intuición nos hace saber que un ente extracorpóreo, seguramente desde el más allá, nos ha marcado. Se ríe de nosotros, (especialmente de uno de los miembros del Dúo) con un tono sardónico y despreciable. Una maldición que deja como meras rachas de mala suerte a los maleficios artífices de las más agobiantes películas de terror.
Huimos del lugar gafe donde la suerte nos ha sido negada buscando un lugar donde comer. Nos alejamos todo lo posible (desde Argüelles a Callao) para intentar dar esquinazo a tan cenizo destino. Recordamos el anuncio del KFC, que oferta un menú a priori considerable por sólo 4 euros. Ante tan nimio coste, no nos queda más remedio que entrar en el churrasco tipo Kentucky.




Pedimos dos menús de 4 euros, menús que aseguran quitar el hambre. Constan de una hamburguesa de pollo, un trozo de pollo frito, patatas y un helado o una mazorca de maíz. Nos sirven y nos dan un taco de cupones descuento. Nos sentamos y empezamos a comer. Comenzamos probando las patatas. Insípidas, saben al aceite de girasol de la freidora. El trozo de pollo es lo que esperábamos, una tajada grande de pollo rebozado y frito a tal temperatura que mientras el rebozo se fríe, el pollo se cuece. La hamburguesa nos sabe a poco, siendo un mini Long Chicken tamaño mini digno de menú infantil para niños de 0 a 3 años. El helado es tipo Sunday del McDonalds, pero está muy por debajo del que ofrece la cadena del payaso. Seguramente el peor helado que hemos probado nunca. En definitiva, el menú es lo que esperas por 4 euros, pero si piensas que has comido lo suficiente, te equivocas. Muy insuficiente.

Ante tal estafa publicitaria, seguimos con hambre. Revisamos los cupones y vemos uno que nos ofrece dos hamburguesas B.O.S.S. por 5 euros. Lo pedimos. Y aquí la cosa cambia. Esto si es una hamburguesa en condiciones. Por supuesto, cualquier parecido con la Grander Texas, que parece patrimonio exclusivo de tierras polacas (Sanders, nosotros somos sureños, como tú, ¿por qué nos haces esto?), es pura ficción, pero es que la Grander Texas es lo mejor que te puedes llevar a la boca en el mundo de la comida basura europea. Volviendo a la B.O.S.S., es una hamburguesa rica, el pollo es un buen trozo, tanto de tamaño como de grosor, buena salsa, pan especiado y tamaño aceptable, similar al del Whopper. Esto sí ha sido un acierto, y todo por 2,50 la hamburguesa…y por si fuera poco, nos devuelven el cupón para usarlo en otra ocasión ¿¡!?. Esta hamburguesa compensa la mala suerte con los dados.

Así vemos como el efecto kármico de la mañana no es más que un plan tramado por el Coronel Sanders, resguardado en la porción del infierno que le corresponde, de bajar tanto nuestras expectativas para luego colarnos la B.O.S.S. y que nos parezca aún mejor de lo que es. . La muestra final de que Sanders deja de manipularnos es cuando uno de los integrantes del Dúo entra en una tienda de golosinas al peso para pagar 7 céntimos por una dentadura de azúcar. Claro que era marketing, claro que lo tenía todo planeado, y claro que le ha salido bien. Porque, por 2,50, ¿quién no se come una hamburguesa tamaño Whopper sabiendo que podrá disfrutar del papelito que obra semejante milagro de forma indefinida?



Un BOSS a comerse a otro


Prospectiva:
El menú de 4€ es definitivamente mejor que 4 euros invertidos en productos a 1€ de Burguer King y por supuesto que los de la tierra del doblepensar orwelliano, en los que venden productos a 1€ por 1,30€, llamada McDonalds. Gloria al Gran Hermano, pero esta vez gana el Coronel Sanders por vapuleo y tanto el Rey como el Joker han de quitarse el sombrero en su rincón del cuadrilátero ante el menú KFC.

Por supuesto si comparamos cada pieza individual con una en su esplendor, como puede ser el McPollo de McDonalds o las patatas con las de BK, nuestro Coronel se bate en retirada, pero el precio hace que merezca la pena. En este mundo nadie regala nada, pero KFC por lo menos se lo ha currado. ¡Viva KFC!

Ahora vamos con la BOSS. Solid Snake estaría orgulloso de tan esplendido manjar. 2,50€ que son menos de una tercera parte de lo que vale nuestra amada Claus, que Satanás la abrace por siempre. Un rico pan especiado, un suculento filete de pollo a lo KFC que asimila en grosor a los trozos de carne de Ribs o Hollywood. Vamos que es suculenta, sabrosa y de un tamaño aceptable por 2 euros y medio.

¿A qué esperáis? Con novia o sin ella, ¡¡¡llevad a vuestros amigos allí y que cada uno pida 2 o incluso 3!!!




Patatas