¿Recordáis esa escena
de la primera temporada de Juego de Tronos en la que Robert Baratheon y Eddard
Stark paran a almorzar en el Camino del Rey mientras conversan de antiguas
batallitas y de planes para el futuro? Pues así es la jornada que se refleja en
esta entrada. Dos amigos que disfrutan de una grata conversación mientras
papean.
Nuestra andadura
comienza en la zona de Argüelles. Allí hemos devastado los campos de batalla
del lejano futuro en nombre de poderes blasfemos y alienígenas predadores. Y
esto, como comprenderéis, le abre a uno el apetito. Bajamos calle Princesa
abajo a un local de reciente apertura, Taco Away. Lugar pequeño, y un poco
oscuro. Servicio rápido y precio normal. La comida bastante rica. Pero escasa,
nos quedamos con hambre. Destaca un buen picante para los tacos, fuerte pero
con sabor, no un atentado gustativo como la salsa diablo de la Diablo Burger
del Ribs. En definitiva, rico pero poco.
Porque todos tenemos en nuestro interior un mariachi
mostachudo amante de los frijoles
Tras ello, nos
dirigimos al Dunkin Coffe a comer donuts, que es a lo que va uno al Dunkin
Coffe. Pedimos una caja de seis para compartir. Atrás quedaron esos tiempos en
los que cada miembro del Dúo pedía una caja de seis para él solo. El contraste
no puede ser más absoluto: por una parte, los más chocolatásticos posibles; por
otra, los más fosforescentes jamás fabricados por el hombre, cuasi radiactivos.
Los devoramos sin piedad, pero disfrutando del sabor industrializado de la
bollería americanizada. Acompañamos la ingesta de donuts con planes para
futuras batallas de softcombat, disfraces, y juegos de mesa, todo acompañado de
una sana crítica de los acontecimientos que nos han acaecido en las últimas
fechas. Salimos del donutorio camino de la universidad, pero con unas ganas
locas de partirnos el espinazo con espadas de gomaespuma.
Volviendo a la comida,
el Tako Away tiene buen precio y comida rica, pero te sabrá a poco. No puede
competir con los machotes burritos de Tierra, sólo aptos para estómagos de
nivel 30 o superior. No obstante, el queso de los nachos es muy rico y la salsa
picante es fuerte y sabrosa a la vez. Y respecto al Dunkin Donuts, (porque
seamos serios, nunca entraremos ahí a tomarnos un café, por lo que esta
denominación es más correcta), los donuts son tan industriales como el
socialismo utópico de Saint-Simon o la cadena de montaje de Ford, pero nos
encanta ese sabor artificial y edulcorado. A nuestras arterias no. Pero nos da
igual, no seríamos Tragaldabas si pensáramos en nuestra salud al comer. Nuestro
lema es: “Engulle o se una nenaza”.
Donuts ilimitados ¿Hace falta decir más?
Prospectiva:
El precio de los tacos
hubiese sido ideal si fuesen 5€ y no 7. Por 5€ esperarías quedarte con hambre
(salvo que degustes 5 rodeo burguer, que te regalan un bonito paseo en
ambulancia hacia el hospital, casi lo logramos dos veces).
El taco en sí no es
mala cosecha, más sabroso que el Taco Bell y menos industrial (ey, esto último
no es malo, recordemos que lo industrial nos encanta), esta última franquicia
por lo menos llena más tu estómago.
Sobre los Donuts, ¿qué
decir? Es obvio que una deidad benévola creó el mundo, ya que los Donuts
existen. Si eres un amante del chocolate te bañas en él, y si eres una urraca
malévola los brillantes tonos te cautivarán.
Una nota: parece que
todos saben a lo mismo pero NO!!!! El selecto paladar del grupo diferencia los
tonos de chocolate y fluorescencia: coco, frambuesa, fresa, mango, melocotón, vainilla
etc. todo cosechado en Mátrix, porque no saben a nada de eso, sino a lo que
otro cree que sabrán esas cosas. Algún día compartiremos con vosotros nuestra
reflexión sobre caramelo sabor manzana y pepita de manzana, muy relacionada con
el asunto.